20070624

Los malos matrimonios trauman no sólo a los separados

Mi mamá estaba tomando café con una amiga. Ella le contaba de una amiga en común que tiene su matrimonio patas arriba. Su marido, carabinero servidor de la ley (¿?) tenía otra mujer y no satisfecho con eso, la trata remal. Resultado, la amiga en cuestión esta más que aproblemada, la otra mujer la llama todo el tiempo para molestarla más y su hijo mayor (de 13 años) anda por el colegio llorando y tiene diagnóstico de depresión porque siente que su papá no lo quiere ni quiere a su mamá.

Esa conversación me hizo recordar mi propia historia con mis papás. No tengo recuerdos claros de ellos peleando así morbosamente. Mi mamá es una gran mujer que hizo todos los intentos posibles para que su crisis matrimonial nos afectara a mi hermano de 9 y mi (tenía 13 en esa época). Así que discutían de 8 de la máñana a una de la tarde. Cuando volvíamos del colegio, sólo veíamos caras largas y silencios incómodos. Muy pocas veces los gritos y los insultos.

Mi papá se fué con otra mujer. Aunque ahora (por causa de Vicente) tengo que mantener un contacto más o menos polite con ella, me cuesta no pensar en que no es una buena persona. Porque una buena persona es considerada con los demás y no pasa a llevar así una familia donde hay niños, sólo porque se enamoró. Pero no la culpo, al menos no la culpo sólo a ella; también a mi papá. Porque estoy segura que nadie lo obligo a no respetar a mi mamá y olvidarse que tenía una familia.

Lo gracioso cuando una persona está haciendo algo que no es correcto es que se pone aún más agresiva. Mi papá nunca fué (ni es) un papá cariñoso. Sus momentos familiares consistian en ver la tele con mi hermano y yo, uno a cada lado, sin hablar para no interrumpir su perfecta concentración en la película que él veía. Nunca me fué a dejar al colegio en el primer día de clases. Nunca fué a una reunión del colegio. Nunca acompaño a mi mamá a las reuniones antes de que yo hiciera la primera comunión y jamás se supo el nombre de mis amigos. Pero me gritaba mucho: Si hacía ruido, si me sacaba menos de un 6 en el colegio, si no estaba en la casa cuando llegaba del trabajo. Mi hermano lo mismo. A mi mamá la celaba, la trataba como si fuera una puta cuando se demoraba en llegar de comprar, si se quedaba conversando con la vecina, si alguien le decía que se veía linda. Mi papá acusaba a mi mamá de las cosas que él hacía. Ahora entiendo que le molestaba que ella saliera porque temía que alguien le dijera la verdad...que él se acostaba con la mujer de la otra cuadra.

Cuando se fué finalmente, nos sentimos aliviados, los tres. Creo que mi papá nunca fué un verdadero papá y por eso no lo extrañamos como tal. Empezamos a vivir, a salir tranquilos, a ir al cine, a darnos gustos pequeños, comernos una cajita feliz y no preocuparnos de lo que nos fuera a decir mi papá al llegar. Pude llevar amigos a mi casa tranquila y por primera vez, ir a una fiesta. Nos hicimos cofradía con mi mamá y mi hermano. Somos distintos, pero nos defendemos de los demás. Nadie pasa a llevar a uno sin que los otros dos salten como leones. Gracias a mi mamá que es la mujer más exigente y enérgica que conozco, nunca nos volvimos adolescentes rebeldes ni drogadictos, ni amargados ni nada.

A veces pensé que la separación de mis papás había sido casi de lujo. Hasta que empezamos a descubrir las mil y un mentiras de mi papá. Creo que él es un poco parecido al gobierno: No contento con hacer las cosas mal desde el principio, sigue esforzándose hasta el día de hoy por hacerlas peor. Después, pensé que una relación mala con mi padre (que mutó finalmente en una relación-con-gusto-a-nada) sería todo. Pero ahora veo que no es así.

Estoy enamorada. Y me sorprendo a mí misma en ensoñaciones de tul blanco, una torta de tres pisos, una casa, tres niños gritones y un perro labrador que se llame Brandon. Y me surge de pronto el temor: ¿Y si así como heredé los lunares de mi papá y su habilidad para dibujar y aprenderme los nombres de los personajes de starwars, también heredé su tendencia a ser mala esposa y mala madre? ¿Y si termino haciendo sufrir a mi marido y a mis hijos lo mismo que él nos hizo sufrir a nosotros? ¿Y si despues de recriminarle todo esto durante años, resulta ser que no soy mejor que él?

¿Como consigo sacarme el karma de mis padres?

¿Cómo lo hago para no cometer sus errores y armar una familia de verdad?

Los malos matrimonios crean hijos inseguros de ser felices...

1 comment:

Alonso said...

No tenemos una historia muy distante mi amor. Excepto por la parte en donde mis padres sí siguieron juntos y yo fui el chivo expiatorio para distraer la atención del dolor que sentían por todo lo que pasó. Por ende, y como soy hijo único, se centraron totalmente en mí, mis notas, mi pelo, mi ropa, mis amigos, etc, etc, etc. Por todo esto, mi primera fiesta fue en 4º medio y solo hasta las 12 de la noche, mi primera polola fue con la cual me di mi primer beso en 3º medio, entre otras cosas más, que son bastante vergonzosas, rayando en lo patético.
Lo más difícil de todo esto, fue el tener que aceptar que no yo no era quién para juzgar a mi papá. No podía internalizar el dicho, que menciona que nadie les ha enseñado a los papás a cómo serlo y que solo hay que quererlos como tal. Me llené de dolor, remordimiento y angustia por casi 20 años. Hasta que finalmente pude perdonar a mi papá y ver que en realidad, yo no tenía nada que perdonar. En realidad, lo que hice fue perdormarme a mi mismo, perdornarme por pensar durante muchos años que yo tuve algo de responsabilidad (si es que no toda la culpa de la infidelidad de mi papá). No me corresponde, él fue como fue y punto. Más que mal, fueron todas esas cosas las que también me ayudaron a ser la persona que soy hoy. Inseguro respecto al matrimonio, sí. Pero no es insuperable. Como tú mencionaste, es cosas de tener confianza en uno mismo.

Y respondiendo a tu pregunta, tú misma ya te respondiste. No podemos sacarnos ese karma, pero sabes porqué?, porque simplemente ese no es nuestro karma. No nos corresponde. No tenemos nada que pagar. El karma solo funciona con las cosas que uno hace, no con las que no hace. Así de simple. Es más, tenemos una gran ventaja, que es ver la experiencia de ellos, desde fuera. Podemos aprender de ellos así, ver en qué cosas fallaron y ver nuestras fortalezas y debilidades.
Y si a esto le agregas que conociste a la persona indicada...creo que el crecimiento juntos está garantizado.

Te amo mi amor y tienes razón, nosotros saldremos adelante...