Diciembre, terminé el semestre universitario con sus inutiles 3 ramos al borde del colapso y la crisis de nervios. No porque los famosos 3 ramos fuesen un problema, si no más bien porque el fracaso del primer semestre me pego más fuerte que nunca antes. No era la primera vez que reprobaba dos ramos que me dejaban en el limbo de la estudiante con tiempo libre para el segundo semestre, pero era la primera vez que eso me importaba de verdad. Así que caí en una especie de depresión (no sé como más llamarla) y creo que puedo contar con una mano las veces que me deje ver por los pastos del peda y son menos aún las veces que los profesores pudieron contar con mi cara en sus salas (mención especial para literatura británica que sólo me vió para las pruebas). Así que en ese estado de "no quiero nada de esto", me autoaislé y de hecho, salvo la Diana, no he visto ni hablado con ninguno de mis amigos-compañeros durante el verano.
Enero, después de renunciar al trabajo de la pizzería me impuse un reto: Aprender el utilísimo oficio de garzón, trabajando en el casino de las oficinas centrales de copec. Aprendí a llevar bandejas con copas llenas con una mano (¡Sin botar ninguna!), a llevar 45 platos en una sola bandeja, a preparar capuccinos, cortados y expressos mejores que los de starbucks y ahora sé que es posible hacer jugo natural de naranja con piña. ¿lo mejor de ese trabajo?, los almuerzos con ensaladas múltiples. ¿Lo peor?, el turno de la tarde, cuando todos olvidaban que existe el burger king y 20 personas esperaban que una garzona y un maestro sadwichero los alimentaran en menos de 3 minutos.
Me fuí de ahí porque estaba agotada. Un típico caso de no eres tu, soy yo.
Febrero,MI mes del ocio. Cumplí un año con Alonso y con más sueños que antes. También nació la esperada Martina Esperanza, que es la cosita más exquisita que hay en el planeta...y pienso (perdon primos) convertirla en una chiquilla malcriada y regalona antes que darle pronto un primito con quién jugar.
Mi único aporte real del mes fue haber ordenado y botado alrededor de 5 kilos de papeles inútiles y ropa y zapatos que estoy segura fueron bien recibidos por el señor cartonero. Fuera de eso, leí Werther y la Edad Prohibida, además de mi regalo fraternal navideño "Los Hijos de Húrin" del Profesor Tolkien. El resto del mes se me fué en ver capítulos saltados de el número más patético que puede hacer un grupor de machos (Amor Ciego), lo últimos e interminables capítulos de Lola y un paquete variado de películas:
-Cloverfield (me marió la camarita amiga)
-Sophie Scholl (Buenísima)
-La Vida de los Otros (Otra imperdible)
-Copying Bethoven (Rara)
-Heartbreak Kid (lo único gracioso es Ben Stiller hablando español-espalda mojada)
-300 (que no la había visto entera)
-Harry Potter y la Orden del Fenix (mi placer culpable y antojo de verano)
La Beach,las aventuras de la Angie en la playa son algo que creo que no olvidare mientras tenga pies para caminar. Fuí a Horcón con Alonso por tres días. Tres días en que comí empanadas de mariscos, me hicieron caminar por las rocas como si fuera Dora la Exploradora, casi no dormí porque entre el colchón que se hundía y las olas y viento que chocaban contra el ventanal, me imaginé cada noche un tsunami. Anque en la mañana fuera glorioso abrir esa ventana a dos metros del agua.
Después me fuí con mi madre y una tía al Quisco. Fueron dos días como estar en la Piojera, comiendo sadwich de pernil con vino tinto...hasta que sucedió mi accidente playero: A mi solamente se me ocurre ir a la playa de los ahogados (aunque no sabñia que así se llamaba, pero esa animita gigante en las rocas y las boyas que bloqueaban la orilla de la playa debieron advertirme que no era buena idea). En fin, me metí al agua, me pego el cable de la boya en el pie (con la ola y con la resaca), el marino me dijo que no se podía bañar en esa playa, me miré mi pie que sangraba, me llevaron al servicio publico (que cobra como si fuera la clínica alemana) y nunca más pude bañarme en el mar ni beber alcohol. Actualmente, las marcas de mi aventura me impiden usar sandalias, por respeto a la gente que puede mirar mi pie.
Marzo, gaste la primera semana del tercer mes y la penultima de mis vacaciones haciendo casi nada y reuniendome con los de Incubus Latin Show (se vienen cosas interesantes de parte de los regalones de Steve Rennie). Y la segunda semana (y última), planeando mi ultima aventura playera, escribiendo aquí y allá y haciéndome una autosobredosis de optimismo y energía.
El lunes no quiero entrar a clases. Creo que me faltan cosas por entender de mí. Pero haber estado tan desconectada de todos salvo de los que más amo, me recargo finalmente, aunque recién a cuatro días de volver a ser alumna regular del pedagogico en tercer año (Segundo tiempo), lo haya notado.
Con las pilas puestas para ser la loser más winner del 2008.
AZITHINKITIZ
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