Hoy todo estuvo como bien prendido. Ojalá hubiese sido por alguna fiesta electrónica, pero al final fue por el fuego. En Valpo, explotan edificios por culpa del gas. En el sur, se incendian hostales con familias completas dentro.
Pero hace días que no entiendo mucho de nada. No se que pasa en este país. En la mañana escuchaba a Belisario Velasco bastante afectado por la explosión de gas en Valparaíso, hablaba de la irreparable pérdida de dos edificios patrimoniales...mientras yo estaba más afectada por la perdida de vidas de GENTE. Creo que los edificios se reconstruyen, a estas alturas, es posible reproducirlos completamente, y hasta es posible que después nadie note la diferencia. Por lo mismo, si fuese ministra del interior, estaría más preocupada por la gente que está desaparcecida o que murió...esa gente SI es irrecuperable.
Pero supongo que no se puede esperar más de un gobierno que se refiere a los nonatos de la misma manera que se habla de los piojos o la sarna. "Es una medida sanitaria"...
-Señor, como ud. tiene sarna, le daremos lindano como medida sanitaria
- Abuelita, como su perro tiene garrapatas, le vamos a fumigar el patio como medida sanitaria
-Lolita, como te acostaste con tu pololo sin usar condones y sin tomar anticonceptivos, vamos a deshacernos de cualquier consecuencia. Tómate esta pastillita que es nuestra medida sanitaria
-Ahhh, señora, le tenemos aquí el launol para los piojos de su hijo. Es el plan de erradicación de la pediculosis...nuestra medida sanitaria
Si tratamos a los niños que no han nacido con el mismo respeto que tratamos a una plaga de zancudos, es fácil comprender que el gobierno esté más preocupado de un par de edificios que de los seres humanos que se encontraban ahí. Aunque quizás la señora Presidenta debería recordar que fueron SERES HUMANOS (quizás algunos de los que ahora están desaparecidos) los que le pusieron la banda tricolor. No edificios, por muy patrimoniales que sean.
De verdad, me siento un poco perdida..."¿Seré yo Señor?" No sé quién tiene las prioridades invertidas. Porque pareciera que todos están con el mismo pensamiento gubernamental...no se en qué momento, la vida dejó de ser importante. Y por qué nadie me avisó para actualizarme. ¿O estarán los demás equivocados? Estoy completamente confundida.
1 comment:
Tienes toda la razón, es una pregunta válida, cuál fue el momento en que se le restó importancia a la vida, escudándose en medidas sanitarias. Sobretodo sabiendo que este es un gobierno muy apegado a los Derechos Humanos, pero que se ha olvidado que el derecho humano fundamental, es el derecho a la vida. Desde ese punto, no es extraño que se preocupen más de la infraestructura que se perdió. Pero si te diste cuenta, su preocupación por una parte importantísima del patrimonio cultural de Valparaíso que se perdió, no fue honesta, si no que fue una forma de cambiar el foco de atención, desviar la mirada de la prensa y no observar el verdadero drama humano que se vive ni tampoco quienes fueron los responsables de tal tragedia. Es por eso, que la unica persona que se atrevió a alzar la voz fue el propio alcalde de Valparaiso, Aldo Cornejo, quien increpó duramente al gobierno, diciendo que están más preocupados de micros, que de la gente y del patrimonio cultural de Valparaíso. Esto generó respuesta inmediata en stgo, desmintiendo todo, pero solo se transformaron en gritos al aire, pues ayuda o acciones concretas, no llegaron. Recién ahora se subsidió a las familias damnificadas tanto con sus casa como con sus negocios, pero eso fue por la acción del municipio. Entonces, se acuerdan que Valparaíso es patrimonio de la humanidad solo cuando ocurren catástrofes naturales o como ésta, ahi dicen que destinarán fondos para preservar valparaíso tal cual, porque es nuestra joya, pero una vez que se apaga la luz roja de la camara, vemos como se olvidan incluso de lo que estaban hablando. Y todo sigue igual, nada cambia, valparaíso sigue de cayendo, la gente sigue sufriendo, el patrimonio se hunde mas y más, ni si kiera las estructuras importan,m ya que todo se resume a medidas sanitarias, medidas de control, para encasillarnos, no dejarnos libres, como una dictadura, disfrazada de democracia, donde el pueblo, quien es es el encargado de dirigir su vida, elegir a sus representantes, se siente impotente, atado de manos y piernas, esperando que el tiempo pase rápido para ver si el día de mañana que tanto espera, llegue pronto y con nueva luz. Y para que pase más rápido, se escuda en pequeños distractores que lo alejan de la realidad, como drogas, alcohol, fanátismos desfrenados (religiosos, futbolísticos, etc). Perdiendo de vista lo más importante, que la belleza de la vida está en el presente, en el aquí y el ahora.
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