Psicología Marziana (Segunda Parte)

Sorry Germán, pero la verdad es que el otro día estaba un poco lejos de haber terminado. Sólo (como ya sabes), me desvié del tema.
El cuento es que estaba pensando en esa manía marziana de ponernos metas más altas que los Himalayas, sobre todo en lo referente a los estudios. Pero en el fondo, y en mi caso ultra particular, casi siempre me quedo en las puras intenciones, a menos que esté tomando un ramo reprobado. En ese caso, me convierto en un ratón de biblioteca y soy toda matea.
De repente, ahí está mi susto compulsivo. Porque no estoy dando nada por segunda. Y porque me agarró ese deseo incontrolable de terminar pronto la carrera.
Complicado, porque me cuesta controlarme. Quiero a mis compañeros (a los que valen la pena, obvio) y no resisto compartir la cervecita de la tarde con ellos (que me han dado tanto en estos años). Y si llega la chica mostrando los calzones...y si los calzones son del mismo color que la mochila, ¿cómo me voy a aguantar los acid-comments que viven en mi cabeza?
Y considerando que jamás me duermo antes de las dos...el sueño de la mañana es fatal (Y este año entro a las ocho!!!)... Dios me ampare.

(Por alguna rara circunstancia, volví a desviarme del tema que verdaderamente quería escribir. A veces pasa, soy poseída por mi conciencia...porque ahora, tengo todo más claro en mi mente, aunque una vez más, el resto no me entienda ni con diccionario...)