20100510

En fin...

No se trata de estar orgullosa de todo lo que hago. Lamentablemente carazco de esa falta de humildad. Aunque el no arrepentirse de nada debe de contar para algo. Algúun día, bien lejano creo, todas estas cosas serán más que aprendizajes y experiencias como-para-crecer-madurar-y-esas-challas. Simplemente serán historias. Más que anécdotas. Cosas que feliz contaré a mis nietos cuando todavía no sea una lata para ellos. Si tengo suerte y cuento mis historias bien, tal vez jamás llegue a aburrir a los hijos de mis hijos.

Desde luego, mis hijos no conocerán jamás estas historias a menos que mis nietos se las cuenten (y dudo que lo hagan...) Nunca abriré la boca acerca de ellas porque al parecer la guía de paternidad me impedirá contarles estas cosas, básicamente porque no seré capaz de recordar que todas estas historias (incluso las vergonozosas, aquellas en las que no brillo con luz propia e incluso aquellas que ahora duelen un poco o mucho)Y desde luego, no querré que sufran en su intento de vivir su vida. Al parecer eso es algo que solo puedes decir a quienes no salen de tu persona.

Eso al menos explicaría la falta de relatos externos en mi vida. El no tener abuelos limita bastante mi rebeldía fundada en la experiencia ajena. Ojalá mis futuros nietos no tengan que vivir eso. Es más complicado atreverse a atreverse cuando nadie te ha contado el sabor que deja en la lengua el atreverse a ser.

Insisto en que no estoy orgullosa de todas las cosas que he hecho...pero me encantaría hacer algunas más...mis nietos necesitarán más historias y mis hijos necesitarán un poco más de ignorancia...yo necesito tener la oportunidad de darles esas cosas. Y ahí andan caminando en el aire...ya las voy tomando.

Nota al Margen: Que extraño no ser más parte de tu vida, ni que tu seas más parte de la mía. Y al mismo tiempo, que sano es que por fin hayamos decidido vivir mi alegría y tu tristeza por caminos distintos.

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